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LA ERA OBAMA

  • Vanesa Navas
  • 20 ene 2017
  • 3 Min. de lectura

La cúspide de una carrera política

Desde sus estudios en Harvard y su trabajo como senador, Barak Obama construyó una historia fidedigna que incorpora el triunfo en múltiples luchas: la


lucha racial, la lucha de clases, la lucha democrática. Al ser el primer afroamericano en llegar a la presidencia de los Estados Unidos de América enfatizó la noción de que aquél es el país donde los sueños se vuelven realidad: representó dignamente a una población con raíces ancestrales pero que ha sido marginada en la historia de su nación y del mundo occidental, una población que ha sufrido discriminación étnica y cuyo pasado se hunde en el recuento del secuestro y la esclavitud. Con ello, abrió una brecha de posibilidades y un camino de esperanza sustentado, claro, en el trabajo duro, el estudio y la constancia. Pero que, además, fuera electo y re electo en un país con grupos extremistas y altos índices de violencia, es absolutamente inspirador.




Un cuidado extremo en los detalles

Impulsado por la sinergia del brillante equipo que lo respalda, y más aún, apoyado en el compromiso que adoptó su familia con el papel público que desempeñaron durante dos periodos presidenciales; Obama conservó la confianza de sus votantes, creó simpatías entre sus opositores y mantuvo la estabilidad en un país de constantes crisis sociales. Obama se ganó el amor de la gente y el respeto del mundo. Sentimos ya el vacío que deja en la Casa Blanca y en el escenario político global.

El marketing político en torno a su imagen logró tal grado de legitimación, que de ahora en adelante será modelo para otros líderes del mundo. Es imposible que Obama no cometiera errores o generara polémica. Como él bien lo señaló, en todo sistema democrático la crítica y la oposición son fundamentales. Sin embargo, su equipo de comunicación hizo de sus debilidades fortalezas y con un empeño extraordinario cuidaron al máximo la imagen del presidente y su familia.




Una tristeza colectiva

Pero ¿por qué? ¿Por qué nos sentimos así, más allá de las figuras y modelos políticos implicados en esta transición presidencial? ¿Por qué se siente como algo más personal? ¡Ese vacío es la muestra del logro del proyecto Obama! Un proyecto político basado en la documentación de cada paso y aspecto positivo en su gobierno, en el trato directo y cordial que mantuvo con su pueblo, en un excelente manejo mediático, en el uso sofisticado del sentido del humor que siempre vimos en el presidente y la primera dama, en la prueba viva del trabajo y el amor en pareja, en el retrato familiar donde podemos proyectar nuestros valores ideales, costumbres y aspiraciones.

La proyección humana del presidente logró tocar los corazones del mundo. Tal y como esperaríamos que lo hiciera naturalmente cualquier líder a la cabeza de una nación, de una región, continente o bloque económico. Más allá del proyecto de consultoría de imagen y marketing político, más allá de un equipo para la comunicación institucional, del partido y de los medios, la era Obama fue posible porque Barak es una personalidad genuina que antes de ser político, eligió ser un hombre sólido y congruente. Eligió ser fiel a sus raíces, leal a sus principios, amoroso con su familia, comprometido con su gente. Ese es el mayor ejemplo que ha dejado a niños y jóvenes, y por ello, tuvo su apoyo. Ese es el valor de la inclusión: el de la autenticidad puesta al servicio de los otros.


El vacío que se queda llenará las redes con recuerdos y sentimientos parecidos, a nosotros como Consultores de Imagen nos queda replicar en clientes las cualidades de proyección de este gran cambio de paradigmas en cuanto a política.


Abrazos como siempre!

VN


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